En 2006 viajé a Guadalajara para entrevistar a la esposa de Ricardo La Volpecuya familia se estaba mudando a Buenos Aires. Para aprovechar el tiempo, pase a las instalaciones de valleverde donde entrenan las Chivas a ver si podía obtener alguna entrevista con el futbolista del momentoOmar Bravoquien para el Torneo Clausura ya era una figura en todo México.
La gestión no fue fácil. El equipo de prensa me dijo que preguntara a Omar si aceptaba cuando terminara de entrenar. Me sentí pacientemente y me pregunté ver que hasta las canchas llegaron dos adolescentes vestidas con uniforme de colegio. Iban a ver a Omar.
Pasaron más de una hora platicando con él, riendo y bromeando con toda confianza. Entre miradas amorosas se despidieron con la promesa de que pronto volverían, pero también de una cita pendiente para salir, a lo que ellas llamaron rumbear.
¿Qué hacían unas niñas, estimadas de unos 14 o 15 años, yendo solas hasta las instalaciones del club que en ese momento era propiedad de Jorge Vergara? ¿Por qué el personal de seguridad permitió el paso así sin más a unas menores? ¿Por qué Omar Bravo no tenía empacho en estar echando novio delante de compañeros, directivos y equipo de prensa?
Mi espera, creí, había sido en vano cuando Bravo me dijo que ya no tenía tiempo de atenderme, era tarde, quería bañarse e irse a comer.
Fui testigo del comportamiento desparpajado de un hombre de 26 años con unas menores de edad que no le molestaba a nadie. No se escondía, lo hacía a todas las luces con la tranquilidad de quien sabe que no está mal.
Es muy común que los deportistas sean atractivos para las mujeres. En el beisbol, alguna vez unos jugadores me dijeron que existe un dicho entre ellos: aprovecha el uniforme, dando a entender que además de la fama, el talento y el dinero, andar uniformado hace ver guapo a cualquiera.
En México, un caso que no escaló a los medios fue cuando el pelotero panameño de los Tomateros, Rubén Rivera, salió huyendo de Culiacán porque el papá de una menor lo amenazó de muerte por haberse metido con su hija.
Sobre otro beisbolista, el dominicano andar francopesa una condena de dos años por haber sostenido una relación amorosa con una niña de 14 cuando él tenía 21. Él, como todos, niega los cargos, pero es una realidad que ha pasado por años gracias a silencios cómplices oa personas que desde su torcida mente considere que si las niñas aceptan relacionarse sexualmente con señores no es abuso, es “porque ellas quieren”.
Eso me contestó Bernardo de la Garza. cuando se dirigía a la Conade y estaba vivo el caso del abuso del entrenador francisco rueda a su ahijada de 15 años, al tiempo medallista olímpica, con la que después se casó. Este es otro tema no atendido en el deporte. Cuando se trata de abuso sexual infantil, varios de ellos salen embarrados.
POR BEATRIZ PEREYRA
COLABORADORA
Twitter: @beatrizapereyra
MAAZ